Hay una palabra griega que sus filósofos la han puesto como la principal aleación a la felicidad: la ataraxia, (αταραξία), una palabra que encierra en sus pensadores una disposición de ánimo; una actitud de ausencia de turbación y serenidad. Incluso las diferentes escuelas filosóficas griegas, le dan el significado de imperturbabilidad del espíritu por la ausencia de pena y temores.
Las personas somos muy predecible ante ciertas emociones y pensamientos. Cuando estamos tristes, lloramos. Cuando estamos felices, sonreímos. Cuando estamos de acuerdo asentimos con la cabeza. Hasta ahí todo normal; pero según un campo de investigación conocido como psicología propioceptiva, el mismo proceso funciona a la inversa. Si consigues que la gente se comporte de cierto modo, puedes provocar ciertas emociones y ciertos pensamientos. Aunque al principio se trataba de una idea polémica, por suerte recibió el respaldo de una serie de experimentos muy convincentes.
El peso de fruncir el ceño
En un estudio que se ha convertido en un clásico, se le pidió a dos grupos de personas que sumasen una lista de números. Durante la tarea, a un grupo se le dijo que frunciese el ceño, (que contrajeran el músculo superciliar), mientras que al otro grupo se le pidió que esbozase una leve sonrisa, (que extendiesen el músculo cigomático. Este sencillo movimiento facial, tuvo un efecto sorprendente cuando pidieron a los participantes que puntuaran la dificultad de la tarea: los que fruncían el ceño estaban convencidos de que se habían esforzado mucho más que los sonrientes. – J.D. Lair, Feelings: The Perception of Self, Nueva York, Oxford University Press, 2007
El beneficio del asentimiento
En otro estudio diferente, los participantes tuvieron que concentrarse en una serie de productos que se movían por una gran pantalla del ordenador, e indicar después si les parecían atractivos. Algunos de los artículos se movían verticalmente, ( lo que obliga a los participantes a sentir con la cabeza mientras observaban), mientras que otros se movían horizontalmente, (lo que suponía un movimiento de cabeza lateral). Los participantes preferían los productos que se movían verticalmente, sin ser conscientes de que sus movimientos de asentimiento y negación habían desempeñado un importante papel en sus decisión. – J. Forster, “How Body Feedback Influences Consumer’s Evaluation of Products”, Journal of Consumer Psychology, nº 14, 2004, páginas 415-425.
Un lápiz entre los dientes
La misma idea se aplica a la felicidad. Sonreímos cuando estamos contentos, pero también estamos más contentos porque sonreímos. El efecto; funciona se sea o no consciente de la sonrisa. En los ochentas, Fritz Strack y sus colegas pidieron a dos grupos de personas que observaran las tiras cómicas de Gary Larson, Far Side, y dijesen si les parecían divertida y lo felices que se sentían; pero poniéndolos en unas circunstancias bastantes extrañas. A un grupo se le pidió que sostuviesen un lápiz entre los dientes, asegurándose de que no los tocasen con los labios. Al otro grupo, que sostuviesen el extremo del lápiz con los labios, no con los dientes. Sin darse cuenta, los del grupo de los dientes se veían obligado a sonreír, mientras que los de los labios tenían que fruncir el ceño. Los resultados revelaron que los participantes tendrían a experimentar la emoción asociada con su expresiones. Los que sonreían a causa del lápiz se sentían más felices y consideraban más divertida las tiras cómicas que los que tenían que fruncir el ceño. – S. Schnall y J.D. Laird, “Keep Smiling: Enduring Effects of Facial Expressions and Pictures on Emotional Experience”, Cognition and Emotion, nº 17, 2003, páginas 787-797.
Felicidad
Otros trabajos han demostrado que este aumento de la felicidad no desaparece en cuanto se deja de sonreír. Sigue vivo y afecta a varios aspectos del comportamiento, incluida una interacción más positiva con los demás y la capacidad de recordar mejor los acontecimientos felices de la vida.
Es difícil que pensemos que la felicidad requiere práctica, pero por difícil que eso parezca no deja de ser una gran verdad. Todo lo que se considera práctica encierra la idea de algo que se hace en reiteradas ocasiones. Pero ¿Cómo podemos practicar la felicidad?
Una primera respuesta podría ser: Compórtate como una persona feliz, o sino, vive con un lápiz entre tus dientes.
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