No hay nada más parecido a la felicidad que sentirse bien. Peter Borkenau de la Universidad de Bielefeld concluye en uno de sus estudios, que las personas felices se mueven de forma diferente a las personas tristes. Sabiendo esto bastaría actuar como una persona feliz para aumentar la sensación de felicidad.
Cuando pensamos que la felicidad es el resultado de un logro, la ponemos al final del camino, olvidando durante el trayecto que los momentos felices también pueden estar ahí. El Psicólogo Richard Wiseman en su libro 59 segundos dice que “existen multitud de comportamientos felices”; yo diría que muchos de esos pasan inadvertidos a través de nuestros sentidos.
Si nos remontamos a tiempos antiguos en la época de, Confucio, Buda o Aristóteles, la felicidad estaba considerada como una virtud, pero si nos acercamos a Occidente, la autoestima, el buen aspecto, la confianza en uno mismo, la autonomía, la singularidad, o las riquezas, forman parte de la codiciada felicidad; características en la actualidad un poco alejadas de lo que hoy llamaríamos virtud.
La felicidad no está en la próxima estación, ésta se encuentra en el recorrido. Parte de la vida es descubrir esos comportamientos de felicidad a la cual podemos echar mano cuando más lo necesitemos. Los grandes pensadores sabían lo que decían cuando hablaban de la felicidad como virtud; se referían a la capacidad de producir un determinado efecto positivo, algo habituado para hacer el bien.
Hoy llamaríamos a todo esto, psicología positiva, inteligencia emocional, etc. Los boy scouts lo llamarían “cordialidad”, los terapeutas matrimoniales dirían “intimidad” el reverendo lo llamaría “benevolencia” y un filosofo diría “sabiduría” Para cada persona la felicidad es lo que está más cerca a sus deseos.
Es difícil que pensemos que la felicidad requiere práctica, pero por difícil que eso parezca no deja de ser una gran verdad. Todo lo que se considera práctica encierra la idea de algo que se hace en reiteradas ocasiones. Pero ¿Cómo podemos practicar la felicidad?
Comience el día con un pensamiento positivo
Los primeros minutos del día son los encargados de poner en nuestra mente lo que predominará el resto de la jornada. Dediquemos un momento a una reflexión donde afirmemos un deseo a favor de otro; si lo podemos dejar por escrito o realizar un bosquejo, servirá para incentivar sentimientos positivos el resto del día.
Recorra en su mente el objetivo del día
Somos lo que pensamos; que la suma de nuestros pensamientos arroje resultados a favor de las cosas que nos alegran. Detengámonos durante el día en los hechos que favorecen una actitud positiva, esforcémonos por mantenerla siempre con nosotros. Una sonrisa sincera de 15 a 30 segundo nos ayudará a transmitir ese estado de ánimo.
Piensa en lo que realmente te hace feliz durante día
¿Qué te da más placer hacer? ¿Qué situación a diario te hace sentir feliz?
La felicidad siempre está acompañada del principio que aboga por no dañar a nadie, al contrario podemos encontrar la verdadera felicidad en un pequeño acto de bondad. “Si te cuesta donar dinero a obras de caridad, recuerda que realizar cinco actos no económicos de amabilidad en un solo día también sirve para hacerte mucho más feliz”. -Richard Wiseman
Sea agradecido
Dar las gracias forma parte de las buenas costumbres y parece algo común; pero expresar gratitud por lo que está pasando en nuestra vida, parece algo más difícil cuando las cosas no van bien, pero esa es la verdadera gratitud, agradecer por lo que no se ve bien, pero que el tiempo se encargará de recordarlo como experiencia. Agradecer por lo que aparentemente no tiene valor, pero que necesitamos para subsistir.
Darse tiempo para apreciar lo que se tiene
A veces durante el día es bueno bajar la velocidad y disfrutar observando lo que nos rodea. Prestar atención a los momentos gratos nos hará ver la vida desde otra perspectiva. Dar un elogio sincero a alguien por su trabajo, saludarlo por su nombre y compartir una sonrisa, son situaciones cotidianas que pueden mostrar el lado bueno de lo que la naturaleza nos regala, eso también incluye a las personas que están a nuestro alrededor.
La vida sin una mezcla de cosas no es vida. No importa lo mal que parezca el día, siempre habrá algo positivo a nuestro favor. La felicidad se vive mejor en pequeñas dosis, saber donde están durante el día nos permite encontrar los momentos felices que necesitamos.
Repase la lista de los párrafos anteriores y descubra aquellos momentos que lo harán sentirse feliz.
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