Tanto tiempo escribiendo y no dedicar unas letras a mi mascota, mi fiel amigo Mac, no me lo perdonaría. Mi perro, llegó como un regalo. Cuando te
ofrecen un cachorro Golden retriever es muy difícil decir, no gracias. Y cuando después de tres meses te das cuenta que no sabes nada de perros y que sólo es un perrito sin raza que se ha hecho querer; ya es muy difícil devolverlo.
Los perritos se eligen como mascota, hay para todos los gustos y personalidades. Quien no ha tenido uno de ellos, le falta por aprender sobre fidelidad, obediencia y amistad. Yo ya llevo cuatro años paseando al mío, lo hago dos veces al día, y se ha transformado en cómplice de mis pensamientos en las buenas y en las malas.
Una enfermedad
Los perritos se eligen, las enfermedades no. Ya hace algunos años que tomo medicamentos para el corazón. Mi cardiólogo, un hombre de confianza, me sorprende en cada control, por lo bien que me encuentra. Con mucho optimismo me dice que evite hacer fuerza, que cuide mi dieta, que haga ejercicios; y que todavía no es necesario un aumento de la dosis de los medicamentos. ( Si al pasar el tiempo no hay nuevas entradas en el blog, ya sabes quién fue el responsable)
El perro y el corazón del ser humano se relacionan muy bien, primero por el estado emocional que eso representa, y segundo por los beneficios físicos de contar con esa compañía. Siempre para los males del corazón se recomienda una buena amistad, y a veces aunque no se crea, el perro como mascota cumple muy bien ese rol. Increíble pero cierto: «Mientras más conozco a la gente más quiero a mi perro»
Ya lo dije en otra entrada en el blog, personas nocivas y tóxicas pueden afectar nuestra salud, como también una buena compañía puede ser un remedio para el alma.
El perro y la ciencia
Un estudio realizado por Erika Friemann de la University of Maryland, investigó la posible relación entre tener un perro y el funcionamiento cardiovascular. Se realizó un seguimiento exhaustivo a pacientes que habían sufrido infartos. “El estudio descubrió la probabilidad de que los propietarios de perros siguiesen vivos doce meses después era más de nueve veces mayor que la de los pacientes sin perros”. (E. Friemann y S. A. Thomas, 1995)
De este sorprendente estudio, los científicos exploraron otros posibles efectos beneficiosos de tener un perro como mascota. Se sumaron investigaciones que demostraban que los dueños de perros soportaban mejor el estrés diario, veían la vida de una forma más relajada, contaban con un autoestima más elevado y con menos posibilidades se sufrir depresiones.
Cuando se relaciona la importancia de la compañía de una mascota con la salud, no se puede pasar por alto un estudio realizado a un grupo de hombres amos de perros; “Se le tomó la presión arterial y las pulsaciones, mientras realizaban dos tareas estresantes: Contar hacia atrás de tres en tres a partir de un número de cuatro dígitos, sosteniendo en la mano un cubo de agua fría. Todo ello en presencia de su perro o cónyuge. Los participantes tenían menos pulsaciones, la presión arterial más baja y cometían menos errores en presencia del perro, que en presencia de su pareja”. (K. Allen, J. Blascovich y W. B. Mendes, 2002)
No he escuchado a mi perro ladrar cuando me equivoco en tareas cotidianas, tampoco gruñir cuando dejo una herramienta olvidada, o como más de la cuenta; aunque esto último sí me lo hace sentir cuando salimos a pasear. Con mi perro Mac renovamos el oxígeno de los pulmones cuando cada mañana salimos a caminar por el parque. Cuando le suelto de su correa me obliga a caminar más rápido y con cierto estrés, pero del bueno.
El perro y las relaciones humanas
Aunque no lo crean en más de una salida al parque me ha presentado con otros amos de sus amigos, los otros perros que allí se juntan. Tiene una amiga perrita con la cual pasa más tiempo, eso me obliga a hablar sobre más cosas con su dueña. Tener un perro sociable te hace más sociable, te pone más conversador, aleja la timidez, aprendes a aceptar reproches, y elogiar lo que te sorprende. Te enseña a caminar en alerta y a reaccionar en su defensa frente a un perro matón de esos que nunca faltan.
Un perro te da alegría, también te emociona, te hace enojar; pareciera ser el único psicoanalista que te conoce muy bien, y con una tarifa razonable (comida, agua, abrigo etc) Experto en dar la bienvenida y mostrar su preocupación en caso de peligro.
He visto a personas de edad avanzada hablar con sus perros, cuando yo llegué hacer lo mismo seguramente será por algunos de estos motivos: seré un viejo, nadie tendrá interés en escucharme, o mi perro aprendió a hablar. Pero lo que hoy puedo asegurar, es que su compañía ha sido un remedio para mi corazón.
Muy buena y simpática reflexión, Alex.
Saludos cordiales desde Chile