Recientes investigaciones se han centrado en la respuesta sicológica que algunas personas presentan cuando están seguras de que fallarán en el trabajo, la escuela o las relaciones laborales. Una de las conductas humanas más paradójicas, es la tendencia al sabotaje del éxito propio, se ha transformado en objeto de intenso estudio por parte de sicólogos y psiquiatras, quienes ven en el hábito de la autofrustración un indicador de severos trastornos emocionales. En una de la ediciones del “Manual de Diagnóstico Psiquiátrico” incluye una tentativa de clasificar “el trastorno de la personalidad autofrustrante”.
La ilusión de éxito
Así por ejemplo, alguien que dice que llegó atrasado a una importante entrevista por causa del tránsito, puede sentirse más capacitado para aceptar la apariencia de incompetencia antes que para enfrentar el riesgo del fracaso en la entrevista. Entonces, puede mantener la ilusión del éxito.
“La ventaja de autoconcederse una desventaja es que se puede tener la ilusión del éxito, sin haber arriesgado perderlo” dice Steven Berglas, psicólogo clínico en la Escuela de Medicina de Harvard.
Los psicólogos están de acuerdo en que la fabricación de pequeñas excusas para salvar una situación es muy común. Pero las personas que se autofrustran caen tan a menudo en las disculpas y en los “handicaps” autoimpuestos que se vuelven prisioneras de ellas. Este comportamiento es anormal. Se reconoce cuando alguien habitualmente se “autosocava” al enfrentarse con una situación o relación donde teme que será desaprobado o subvalorado.
Los estudios del Dr. Berglas apuntan hacia la tendencia, en muchas personas, de usar tácticas de autofrustración justo en el momento en que han obtenido un triunfo que en lo profundo cree no merecer. Por ejemplo, el Dr. Berglas contó el caso de un ejecutivo que fue nombrado en un prestigioso puesto en una nueva compañía e inmediatamente inicio un fulminante romance con la recepcionista de la empresa. Como resultado perdió el puesto.
El que se auto-inhabilita, da la impresión de estar en una situación problemática y penosa, pero, paradójicamente, mantiene una alta imagen de competencia, asegura el Dr. Berglas.
Excusas beneficiosas
El psicólogo de Harvard también citó el caso de un campeón de ajedrez, quien se negó a jugar a menos que su oponente aceptara la ventaja de una pieza (“peón y movida”) además privilegio de hacer la primera movida. Si el campeón perdía podía decir que se debió a la desventaja; si ganaba, su triunfo era grandioso. Así, una desventaja es de hecho beneficiosa porque excusa cualquier fracaso.
Según el Dr. Belglas, las personas con una imagen de competencia favorable pero frágil, son más propensas a autodesventajarse. Utilizan la estrategia para proteger su sentido de la dignidad. Una fórmula similar a la de la teoría de Alfred Adler, respecto a que los neuróticos utilizaban sus síntomas para proteger su sentimiento de superioridad.
Infancia de grandes expectativas
Una de las raíces de la tendencia de autodesventajarse, indica Berglas, es una infancia en la cual los padres imponen grandes expectativas y elogian constantemente al niño, a menudo desmerecidamente. Estos niños crecen con una imagen de sí mismos “inflada” y que ellos sienten que deben proteger frente a las pruebas de la realidad. La protegen usando la disculpa de la incapacidad. “un niño que es elogiado, aún antes del logro, puede aprender a encontrar un handicap que lo libre de logro, evitando así el riesgo de equivocarse”.
Minimizando el fracaso
Muchas características distinguen las excusas patológicas de las normales. Las excusas que buscan depender de una frustración tienden a ser demasiado complicadas y magníficas para el objetivo que se persigue. Los buenos productores de excusas son astutos. Y las buenas excusas trasladan la responsabilidad desde la persona a la situación, minimizando la atención sobre el que se excusa de una forma que maximiza la atención sobre ellas y los hace decaer frente a la opinión de los demás.
Mantener una imagen positiva con ilusión de éxito, sobrepasa en gran manera cualquier actitud que los demás perciban como miedo al fracaso.
@AlexPonceAg
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