Uno de los bienes más preciados del cual tenemos la responsabilidad de valorar es el tiempo, el mismo que cada día nos pisa los talones, y nos hace sentir que no podemos hacer todo aquello que desearíamos. Es parte de lo que suele mostrarse detrás de nosotros como lecciones aprendidas, y que éste se encarga de calificarlas como aprobadas o reprobadas; pero el tiempo siempre nos parece insuficiente. Según el filósofo hispano-romano Lucio Anneo Seneca, habla del tiempo como nuestra existencia y al respecto dice “nuestra existencia no es breve, ni mucho menos, sino que la desperdiciamos en cosas sin importancia”.
Quizás el arte de administrar el tiempo pasa primero por darle la importancia que se merece, así lo hacían ver los estoicos, este grupo de filósofos de la antigua Grecia. Ellos le daban la importancia necesaria a lo esencial, de la vida, y entre esas cosas estaba el deseo y lo que dependiera de la administración humana. En eso estaba la administración del tiempo, llegando a la conclusión de vivir una vida calmada y temperada por la razón, alejada lo más posible de los impulsos pasajeros, para que de esa forma percibir como el tiempo en realidad no pasa de prisa, sino, que frente a nuestro existir, se alarga de tal manera que pareciera que nunca se va a acabar.
Crono y Kairós
Hay dos conceptos muy importantes, que nos van a ayudar a tener una concepción más clara en relación al tiempo que nosotros usamos, y que tenemos la responsabilidad de administrar.
En el griego crono es el tiempo del reloj, ese que a cada momento estamos mirando cuando todavía quedan tareas pendientes que realizar, y kairós que significa el momento justo, el instante exacto, es ese del encuentro especial que tenemos con alguien, o el descubrimiento de alguna verdad para mejorar y crecer como personas. En la mitología griega kairós es el dios del tiempo de las estaciones. En la Grecia moderna se usa esta palabra para hablar del tiempo del clima.
“El arte de vivir es más semejante a la lucha que a la danza” La vida es dura y debemos prepararnos para las contingencias. Disfrutar sin medida y entregarnos al gozo no sirve para nada, porque las cosas placenteras sólo duran un instante. Los maestros estoicos alertaban sobre la pérdida de tiempo, demasiado efímero y precioso.
Recordaban en sus anotaciones que hasta el hombre más importante cae en el olvido. “Vivimos por un breve lapso de tiempo, en el ahora, y jamás hemos de olvidar eso”. Nos queda atesorar cada momento y vivir en el presente, dejar de pensar en el pasado y en el futuro, y concentrarnos en el lugar y en el instante que estamos respirando.
El tiempo como instrumento práctico
Utilizar bien nuestro tiempo significa dar la importancia necesaria a las cosas presentes para que en el futuro alcancemos nuestras metas: “Fracasamos los hombres y sentimos cansancio ante la vida cuando no tenemos un fin al que dirigir nuestros esfuerzos y pensamiento”.
Marco Aurelio, emperador del imperio romano y seguidor de la filosofía estoica creía que quien aspire a tener una vida feliz debería guiarse por la razón y la lógica, sin dejarse engañar por los deseos que desatan los estímulos que nos llegan desde el exterior, y que en parte a veces nos restan el tiempo.
La cita con la excelencia
El arte de vivir que conlleva a una sabia administración del tiempo parte con la premisa de que todo se puede cuando existe la voluntad para lograrlo, es el momento cuando percibimos que lo que gira a nuestro a alrededor va en dirección de acuerdo a nuestro plan de ruta. Es la meta a la cual queremos llegar en los kairós de nuestra vida. Es aquella cita que por años hemos estado esperando y preparando. Aquellos encuentros importante con la existencia de lo que en un momento pudo ser una ilusión o un sueño, pero que se transforma en realidad.
Todo lo que hacemos es en el contexto de un determinado momento en el cual nos damos cita en el laboratorio de nuestro existir. Es la oportunidad que nos ofrece el tiempo para invertir en nosotros mismos, es el instante en el cual desarrollamos nuestras aptitudes, que estarán como provisión para nuestro crecimiento personal, el cumplimiento de nuestros objetivos nos permite sentirnos con una aspiración de misión cumplida.
Cada persona tiene un reloj personal donde el tiempo es marcado por sus hechos.
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