El arte de la mitología griega nos enseña a conocer el ciclo anual.
Al terminar un año siempre es bueno descubrir como se llega a ese fin, y aprovechando la moda de interpretaciones apocalípticas para cada nuevo año que se avecina, la mitología griega también tiene que decir frente a estos influyentes eventos calendarísticos de la actual sociedad.
Los mitos sobre el sol y los astros se han conservado en diferentes versiones, que testimonian el temprano interés en la curiosidad del hombre, frente a fenómenos como: el paso de los días y en general el transcurrir del tiempo.
Helio y Selene
Hesíodo, uno de los poetas más antiguos del mundo griego y estudioso de la época, presocrático ( siglo VII a.C.) campesino e hijo de un comerciante, nos cuenta en su obra Teogonía: que Helio (el sol); Selene (la luna); fueron hijos de los titanes: Hiperión y Tía.
En las artes plásticas helénicas Helio aparece representado como un joven adolescente; un haz de rayo corona su cabeza y avanza por la bóveda celeste, conduciendo un carro tirado por caballos alados. Cada día viaja por el cielo de un extremo a otro. Y cuando Helio ha culminado su viaje, Selene se baña en las aguas del océano, se arregla y sube al firmamento, se le describe como una hermosa joven.
Venus
La diosa Eos trae cada día el amanecer, ella representa la alborada. Está acompañada de sus dos hijos: Eósforo y Fósforo. Lo que hoy en día se conoce como el planeta Venus, y cada hijo representa sus dos apariciones, cuando amanece y cuando se pone el sol.
En la época clásica se creía que el culto a Helio y Selene era propio de los ritos de pueblos bárbaros y por ello no se le honraba como deidades, aunque siempre su fuerza inspiró temor y respeto. En el griego moderno la frase “oilios vasilevi” quiere decir literalmente el sol reina, pero de hecho significa “se pone” y en lenguaje popular el significado del verbo “vasilevo” (reinar) es “dormirse”
Homero
El ciclo del sol configura los días, las semanas y las estaciones, que están simbólicamente representados en la mitología. De la Odisea de Homero sabemos que Helio tenía siete rebaños sagrados con trescientas cincuenta vacas, al cuidado de sus dos hijas. Nadie tenía derecho a degollar estos animales cuyo número siempre fue fijo. No es mera coincidencia el hecho de que este número coincida con el de días del año solar.
En otra referencia sobre este mismo punto, se cuenta que Selene engendró cincuenta hijas con su gran amor el pastor Endimión, probablemente este número esté relacionado con las cincuenta semanas que tiene el año.
Las tradiciones orales que circulaban después de Hesíodo, contaban que las Horas hijas de Helio eran cuatro o doce, de lo que se puede deducir que estas cifras hacían referencia probablemente a las cuatro estaciones del año o las doce horas del día.
Los mitos como parte de la historia
Mientras más antigua la civilización, los mitos constituirán en mayor medida, hechos inseparables de su historia y de su religión, y podríamos suponer que el mito otorgaba una especie de reconocimiento a la realidad de las cosas. Los griegos antiguos crearon mitos inspirados en importantes acontecimientos, constituyeron una historia basada en la realidad de algunos hechos o en la imaginación, o a veces, en ambas. Pero como se difundían de boca en boca las leyendas, llegaron a gozar de credibilidad y pasaban a formar parte del conocimiento.
A la luz de los hechos relatados por historiadores griegos, no se ve relación a ningún anuncio apocalíptico del fin del mundo con cada año que termina, sólo prevalece el principio de seguir a la naturaleza y vivir en armonía con ella. Lo que sí está claro es que este mundo tiene un final anunciado, pero no por mano humana sino por voluntad divina, el día y la hora nadie lo sabe.
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