Algunas redes sociales han puesto de moda los codiciados click “me gusta”. Quienes reciben esta “aprobación” permiten que su cuerpo libere la dopamina, una sustancia química relacionada con sensaciones placenteras. El cuerpo libera dopamina en una amplia gama de circunstancias, desde ver una fotografía de un ser querido a comer una deliciosa comida.
Estos codiciados clicks han hecho su aparición en situaciones tan cotidianas, e incluso caseras que no van más allá de ser un gesto de aprobación por compromiso, pero que puede ayudar a desarrollar más de una conducta adictiva placentera, o también caer en un estado de ánimo que perjudique la salud mental.
Hoy pareciera importar más un click que un apretón de manos, algo así como dar un click de “me gusta” a una ONG que se preocupa por el hambre de los niños, o ir a dejar alimentos a algunas de sus sedes. Entre lo primero y lo segundo hay una gran diferencia. Lo que preocupa a los investigadores, es que algunas personas sienten la misma sensación de tarea cumplida sólo a través de un simple click.
Un me gusta; aumento de interacciones en línea; cantidad de amigos; validación, etc. No hacen otra cosa que acrecentar cientos de cambios superficiales, que pueden comenzar desde elogios sinceros hasta llegar a grandes adulaciones, el punto es tener una cuota de dopamina a cuenta de nuestros amigos y conocidos “adictos” a lo mismo.
La diferencia entre una “adicto” a la dopamina y una persona “normal” se ve en la manera como interactúa dentro de sus redes sociales. ¿Responde de una manera rápida con un click o prefiere reflexionar más y aportar con un contenido como respuesta? ¿Le importa la “felicidad” que ve en los demás a través de fotografías, sin conocer si la situación es realmente verdadera o es sólo de apariencia? Hay cientos de circunstancias informativas a través de estos medios que carecen de realidad.
Relaciones humanas
Estos medios sociales han dado lugar a una epidemia de desconexiones en las relaciones humanas nunca antes vistas. La mejor manera de contrarrestar esto es convertirse en un participante de conciencia y utilizar estas redes sociales para aumentar los vínculos con los verdaderos amigos. Pero si tenemos la oportunidad, es mucho mejor compartir un café, un apretón de manos, un abrazo, y hablar de las actualizaciones de cada uno en la vida real. Eso es lo primero.
Cosas que carecen de importancia
Otra cosa importante para marcar la diferencia es dejar de compartir las cosas que carecen de contenido, es muy fácil caer en la trampa de compartir enlaces solamente para hacerse popular. Los que hacen esto caen en el abismo de la despersonalización. Antes de publicar procura en la medida de lo posible, que el contenido sea un aporte de tu propia creación, eso hace una gran diferencia entre las personas que aportan y las que consumen.
Limpiar lo que nos rodea
Para nadie es un misterio que el mundo está lleno de basura informativa, usted puede contribuir a seguir contaminando o ayudar a limpiar. Nunca publique nada sin antes conocer quién o quiénes están detrás de dicha información. Dentro de esta basura tóxica, también se encuentran los estados de ánimo de algunos componentes de nuestra red, que con sus fotografías, o comentarios son capaces de afectar el nuestro, pudiendo llegar a transformarnos incluso en personas depresivas o ansiosas.
Cuidado con los vecinos
Al igual que en los barrios en las redes sociales existen vecinos, personas poco conocidas pero que les gusta hablar harto y ojalá que muchos los escuchen, cuídese de estos “vecinos” que lo único que quieren es que usted publique sus enlaces. A veces este tipo de persona hace que sus verdaderos amigos lo dejen de visitar. Dedique algo de tiempo a conocer su vecindario social. A veces es necesario limpiarlo para convertirlo en un lugar acogedor para los demás.
Como dijo Antoine de Saint-Exupéry, “Un diseñador sabe que ha alcanzado la perfección no cuando no hay nada más que añadir, sino cuando no hay nada que quitar.”
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