Al ser testigo de lo que pasa en nuestro alrededor, nuestra historia se va colmando de hechos que muestran el sufrimiento de mucha gente, que a nuestra mente llegan “etiquetadas” como víctimas. Son personas que están heridas, viviendo entre la vida y la muerte, algunas sintiendo las consecuencias de un gran accidente, otras luchando contra una enfermedad, o sufriendo un mal trato de genero.
En nuestra sociedad, se acostumbra a vivir etiquetado por lo que se hace; claro que, desde la perspectiva en que otros nos miran, es por eso que en psicología se habla de complejos; personas que han tomado muy en serio alguna atribución de su propia personalidad.
Uno de estos complejos, es el complejo de sentirse víctima. Alguien opta por sentirse y actuar como víctima; una persona con esa característica sacrificará en parte, sus propias necesidades para estar atento al servicio de otros; pero ese complejo tiene otra cara, la cara de la impotencia disfrazada, algo así como, de sentir la sensación de que no hay otra elección.
Víctima y complejo de víctima
Hay una gran diferencia en ser víctima y tener el complejo de víctima. Por desgracia en este mundo hay verdaderas víctimas que no pueden escapar de su condición. Pero también hay muchas personas que viven como víctimas, al sentirse heridas por diferentes circunstancias que en la vida han encontrado; pero que no son realmente importantes, ya que no los limita físicamente y pueden elegir una vida de manera más diferente.
La experiencia de vivir en Grecia, me ha permitido relacionarme con culturas más orientales, específicamente del medio oriente, donde a través de conversaciones, se puede percibir como la cultura de esos países fomentan la importancia de vivir como un mártir; ya la vida de algunas mujeres en dichos lugares es un martirio, un martirio a favor de un «orgullo familiar”.
La vida no es el resultado de una lotería, es más bien la experiencia de lo que uno hace en ella, esta misma nos ofrece diferentes caminos y senderos por donde transitar de acuerdo a cada una de las circunstancias que van apareciendo en el transcurso de ella.
Hay personas que viven como mártires o víctimas a consecuencia de traumas heredados desde su niñez; ambientes familiares que propiciaron experiencias dolorosas, y que en la actualidad conviven en el sótano más oscuro de la mente, convirtiéndose con el tiempo en «refugios» esporádicos. Pero el presente para algunas de esas personas esta muy lejos de lo que vivieron en el pasado. El tiempo transcurrido le abrió puertas y ofreció nuevas experiencias de vida.
Al observar a nuestro alrededor, en más de una oportunidad encontramos personas con sus capacidades reducidas; discapacitados que la sociedad se encarga de victimizarlos y arroparlos con el manto de la compasión. Son personas que han sufrido una perdida o lesión; en algunos casos irreparables.
Resiliencia
En el universo de personas con sus capacidades reducidas hay testimonios motivadores sobresalientes en relación con la capacidad de superar dificultades, eso los convierte en individuos con limitaciones funcionales que pueden llevar una vida plena. En estos ejemplos el concepto resiliencia toma caracteres incalculables, preparándolos para enfrentar una vida cuesta arriba, donde la tenacidad menoscaba la victimización.
El auto-victimarse pone a la persona frente a hechos innecesarios que suelen encontrarse a diario, «víctimas» de circunstancias sociales poco serias, de poca monta a la vista de muchos, pero muy importante para la persona afectada. Sentirse víctima como complejo psicológico, podría tener cierto respeto, pero hacerse la víctima para ganar ciertos afectos, más que respeto, degradan.
Stephen Hawking
Stephen Hawking un hombre discapacitado pero muy poco victimizado, porque a pesar de su discapacidad física sigue trabajando y aportando conocimiento al mundo, dijo:
“Si estás incapacitado, es probable que no sea tu culpa, pero no es bueno culpar al mundo o esperar que se apiaden de ti. Uno tiene que tener una actitud positiva y hay que hacer lo mejor que se pueda de la situación en la que uno se encuentra; si uno tiene una discapacidad física, no puede permitirse el lujo de estar psicológicamente discapacitado también”
«Por más que la vida pueda parecer mala, siempre hay algo que puedes hacer, y tener éxito en ello. Mientras hay vida, hay esperanza.”
Motivo de agradecimiento debería ser para muchos no vivir con ningún sufrimiento a cuesta, pero la vida se construye cada día, y cada día tienen su afán, un día caminamos por la vereda de la quietud y otro día por la vereda de la inquietud.
En el camino de la vida, no usurpemos lugares que no nos pertenecen, no busquemos enfermedades donde no existen, no escudriñemos tristezas sin fundamentos, no indaguemos compasión donde no la hay, no persigamos el sufrimiento con el afán de victimizar. No traigamos más carga a este mundo de la que ya existe.
El pensamiento debe ser más fuerte que la materia, y la voluntad más poderosa que el sufrimiento físico o moral. -Zenón de Citio 333 a.C.
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