El touch en tecnología es un toque directo sobre una superficie que permite entradas de datos y órdenes, es un contacto táctil para entregar o recibir información. Hoy lo vemos a diario con nuestros teléfonos móviles, televisores, cajeros etc. Alguien en su tiempo lo llamo el toque mágico. Un toque mágico para recibir la información deseada a través de un mundo virtual, algo que parece real pero que no lo es.
También tenemos el toque humano, ese que explora dimensiones táctiles de la vida social con resultados ilimitados. Ese toque humano que para algunos significa todo.
En los tiempos de la Europa medieval muchos nobles adquirían grandes camas para a paliar el frío de las noches invernales, eran camas grandes para permitir que el noble durmiera con su esposa, hijos y algunos sirvientes. En tiempos de la Edad Media el contacto físico contribuyó en algunas oportunidades a mejorar la calidad de vida, y en otras a arraigar costumbres políticas a favor de futuras obras. Un abrazo, un apretón de manos, un toque en los hombros, podían avalar grandes negocios y también decisiones.
El tacto interpersonal es un aspecto fundamental, pero poco valorado en los tiempos modernos. A lo largo de los siglos, diversas formas de contactos físicos se han vuelto cada vez menos comunes, algunos avalados bajo una avalancha de valores culturales cambiantes según la época. Cada vez consideramos que el tacto es poco higiénico e incluso invasivo, como en el caso del acoso sexual, por ejemplo. El escondernos detrás de los teléfonos y pantallas de ordenadores portátiles sólo ha aumentado la prácticas de preferir el contacto virtual en vez del personal.
Dado que el tacto interpersonal se encuentran en vía de extinción sería interesante saber más de cómo este influye en nuestra vida. ¿Por qué tocar y ser tocado por otros es tan importante?
Investigaciones recientes sugieren que formas fugaces de tacto pueden tener un poderoso impacto en nuestro funcionamiento emocional y social. Por ejemplo, la gente puede comunicar emociones distintas como la ira o la tristeza a través del tacto. Por otra parte, los individuos a los que se les pide que colaboren en obras filantrópicas, cuando dicha petición va acompañada con el contacto de la mano en el hombro son más propensos a cumplir con tal pedido . Estos hallazgos podrían tener implicaciones a largo plazo para el papel del tacto en la vida cotidiana y a la vez encontrar aplicaciones importantes en terapias y futuras comunicaciones virtuales.
Si recibimos una palmada amistosa en el hombro, una caricia sensual por la persona amada, o un beso cariñoso; aquel tacto interpersonal tiene un impacto de gran alcance en nuestras emociones. «Nuestra piel contiene receptores que directamente provocan respuestas emocionales, a través de la estimulación de zonas erógenas o terminaciones nerviosas que responden al dolor». (Auvray et al., 2010; Hertenstein & Campos, 2001).
Además, la investigación de Matthew Hertenstein, director del Touch and Emotion. Pauw University, ha demostrado que el tacto puede comunicar emociones distintas. (Hertenstein et al., 2006).
«Hertenstein y sus colaboradores pidieron a las personas participante de un estudio, que se sentaran en una mesa con una cortina separadora entre ellos, de modo que no pudieran verse. A uno de los participantes, (el codificador), se le pidió que comunicara emociones distintas (por ejemplo, ira, disgusto, miedo, simpatía) tocando el brazo de la otra persona. A la persona que se tocaba, (el descodificador), se le pidió que identificara la emoción comunicada de una serie de opciones de respuesta. A pesar de que no podían ver ni hablar entre sí, los participantes fueron capaces de codificar y descodificar distintas emociones como la ira, el miedo y el disgusto en los niveles por encima de la casualidad»
El impacto emocional del tacto interpersonal está presente en nuestra biología. De hecho, hay alguna evidencia directa de que, en especies de mamíferos, (mi perrito Mac por ejemplo) el tacto desencadena la liberación de oxitocina, una hormona que disminuye las respuestas relacionadas con el estrés.
En un experimento, las parejas que participaron en un ejercicio de toque cálido, durante el cual se tocaban mutuamente el cuello, los hombros y las manos, tenían más oxitocina en su saliva que las parejas que no participaron en este ejercicio (Holt-Lunstad et al., 2008).
Del mismo modo, las mujeres que son abrazadas frecuentemente, muestran mayores niveles de oxitocina en la sangre que las mujeres que denuncian pocos abrazos por parte de sus parejas. (Grewen, & Amico, 2005). «La oxitocina efectos de toque».
Practicar de manera horada y sincera el contacto físico puede reducir el malestar que experimentan las personas por factores relacionados con el estrés de todos los días, tales como problemas familiares o de conflicto en el trabajo (Di Simplicio et al., 2009; Taylor, 2006).
No dejemos que la comodidad de no movernos nos aparte de la necesidad de sentir el afecto fraternal mostrado por medio del contacto físico. Todavía tenemos tiempo para compartir un abrazo a quien tenemos a diario a nuestro lado.
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