En mis felices tiempos de explorador, scout, o conquistador, nunca escuché a ningún instructor decir que podríamos llegar a tener problemas con el norte magnético de la brújula, es más nos instruían como el medio más seguro de orientación. Nadie por esos tiempo se imaginaba que el norte magnético podría cambiar de lugar.
Hoy se dice con mucha tranquilidad que el polo norte magnético de la Tierra se está moviendo desde Canadá hasta Siberia.
El campo magnético
«Es importante recordar que el campo magnético es el resultado del núcleo de hierro del planeta Tierra, que la convierten en un imán gigante. Sin embargo, este núcleo no es estable, los polos norte y sur se mueven de ubicación unos 15 kilómetros al año, este cambio de ubicación se aceleró en los últimos años. Aunque se sabe que los polos han cambiado de lugar en períodos de millones de años, se alerta sobre un posible cambio más abrupto».
“La causa principal del debilitamiento del campo magnético y el cambio de ubicación de los polos, es la acción de tres corrientes de convección del hierro fundido en el núcleo de la Tierra. Ahora bien, de darse el cambio abrupto en los polos de la Tierra, el orden del calendario cambiaría de décadas a miles de años”.
Los científicos se han encargado como siempre de bajar el perfil a dichos estudios argumentando que tendrían que pasar miles de años para vivir una catástrofe de esa naturaleza.
Es un hecho que al moverse el polo norte magnético, la brújula lo hace también y si no tuviéramos a nadie que nos advirtiera podríamos llegar a otro lugar como destino.
La naturaleza se está encargando de enseñarnos algunas novedades en el campo físico que nos están permitiendo en algunos casos cambiar de orientación. Ahora ese cambio tiene el significado de un debilitamiento del campo magnético de la tierra, algo que siempre nos ha protegido de la radiación espacial y que por consecuencia pone en peligro la sobrevivencia en nuestro planeta.
La vida es en movimiento
Para algunos la vida siempre ha estado en un constante movimiento, claro que no producto del azar sino que como resultado de sus propias decisiones. En muchas ocasiones pareciera que el norte cambiara de lugar, pensamos que nos dirigimos a un destino ya establecido pero las circunstancia nos obligan a ajustar la brújula.
Las cosas casi nunca suceden por casualidad, siempre hay algo que influye para que acontezcan, Al hombre se le culpa de ser el responsable incluso de cambiar algunas leyes físicas, eso a veces nos hace ver cosas que antes jamás imaginábamos. Al final concluimos que el avance de las civilizaciones ha pagado el costo en mantener dichas leyes inmutables. Pareciera que la humanidad estuviera “perdiendo el norte”, y eso si sería catastrófico en todos los sentidos.
El presente
La actualidad, la vigencia, lo que se vive cada día, nos envuelve en un cúmulo de circunstancias que hace que nuestra percepción de lo que nos rodea esté en constante cambio. Modas, ideas, tecnologías, progreso, desarrollo, competencia, etc., permiten que nos movamos en diferentes direcciones, creyendo que por cualquier avenida del desarrollo vamos a llegar donde nos hemos propuesto.
La vida es un caminar hacia una dirección determinada, una dirección de corto alcance donde se reflejan los objetivos cumplidos, y una dirección de largo alcance donde alcanzamos nuestra meta; ese momento ideal donde nos encontraríamos en un «contexto» de una «misión cumplida». Pero sabemos que eso no es tan así, como el mundo gira, y el tiempo no se detiene, a no ser que la muerte diga lo contrario, siempre vamos a estar avanzando hacia un lugar determinado. El tiempo transcurre como siempre, mostrándonos el camino a través de las cuatro estaciones, así avanzamos por el ciclo de la vida, terminado tareas e iniciando otras.
Nuestra propia brújula
En este avance cotidiano por ir llegando a cada «base» como diría un beisbolista nos obliga a llevar siempre con nosotros una brújula que nos indique la dirección a seguir, esa brújula que nunca falla va a estar siempre a la sombra de los principios y normas establecidas por las leyes físicas y también morales. Es ahí donde está lo establecido, lo bueno, lo correcto, lo que parece ser el camino de una vida casi cumplida, una vida del presente, que se construye con la experiencia del pasado, anunciando lo que está por venir.
No importa que los cielos se desplomen sí siempre hemos tenido con nosotros nuestra propia brújula, ella nos llevará al norte que hemos elegido como destino.
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