La vida es una lucha constante donde nos vemos enfrentado a situaciones nuevas y algunas de ellas a veces estresantes, ya sea en el terreno profesional como una obligación nueva en el trabajo, que en pocos días la vemos más difícil de lo habitual, o un obstáculo espinoso en tu relación con un conocido o un ser querido.
Estas situaciones aparentemente cotidianas se pretenden resolver lo más rápido posible; pero una vez que te das cuenta que tendrán que lidiar con eso por más tiempo, entonces la situación tiende a tomar otros ribetes; te sientes abrumado y estresado mientras comienzan a pasar los días.
Cuando tienes que enfrentar una situación estresante durante un período de tiempo más largo de lo habitual, es porque ha llegado el momento de adaptarse a las nuevas circunstancias para afrontarlas mejor; con calma y sin ansiedad.
La palabra griega sinergia, συνέργια, también usada en el español, hace referencia al uso de dos o varios factores que trabajan a favor de un resultado. Para adaptarnos a situaciones estresantes podemos valernos de la sinergia de dos elementos: Actitud correcta y cambiar lo que puedas.
1 Actitud correcta
No siempre podemos controlar a lo que nos enfrentamos, pero podemos controlar nuestras reacciones, es decir, la forma en que respondemos a esos hechos. Como resultado, podemos ver un evento desagradable; o como algo que nos estresa, o como algo que nos hace evolucionar y desarrollar nuevas habilidades. Los datos científicos en relación a lo dicho anteriormente, muestran que tratar una situación como un desafío, en lugar de una amenaza, nos ayuda a desempeñarnos mejor y de manera más directa, sin estrés innecesario. Ejemplo:
- Tu actitud puede ayudarte a determinar qué tan estresante es una situación y cómo abordar sus posibles soluciones. La actitud puede afectar las opciones que ves y las que no ves, lo que también puede afectar tus niveles de estrés y el resultado de tus acciones.
- Para poder controlar tu actitud frente al estrés es importante controlar los patrones de tus pensamientos. Trata de pensar conscientemente en positivo, y resiste la tendencia a pensar demasiado en el asunto, o imaginar el escenario más negativo. Cuanto más positivo pienses, más te concentrarás en la solución, lo que te ayudará a reducir el estrés.
2 Cambia lo que puedas
A veces, hay ciertos aspectos de una situación que puede cambiar, incluso si no puede cambiarla en su totalidad siempre hay algo que se puede adaptar, Inclusive si una situación parece realmente difícil; hablo de esas circunstancias donde se ve todo perdido, pero es ahí, donde se encuentran algunos elementos positivos, y que a veces son los más simples de llevarlos a la práctica.
- Probar estrategias que se centren en la solución de problemas. Te pueden ayudar a darte cuenta de qué hay asuntos que se puede cambiar y cómo. Estos cambios pueden ser a gran escala o pequeños, pero siempre están dirigidos a situaciones determinadas. Pero el cambio en sí mismo puede ser estresante, por lo que es determinante elegir los más indicados, los más importantes.
- También es interesante encontrar y eliminar los factores que te estresan sin que te des cuenta. Por lo general, estos factores son pequeñas cosas en tu vida diaria que tolera sin cambiarlos. El problema con estas «tolerancias» es que aumentan gradualmente los niveles de estrés.
La vida, como dicen los griegos, es una lucha constante. Cada momento difícil hay que saberlo enfrentar, y mientras más de esos momentos enfrentemos, más preparado estaremos para la adversidad.
En las adversidades sale a la luz la virtud. -Aristóteles
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