La ansiedad, o el temor acerca de lo que puede pasar, es una de las emociones más peligrosas para la salud mental y física.
Esta generación ha sido beneficiada al ser testigo de cómo el mundo ha entrado en una era tecnológica sin precedente, que aparentemente pareciera tener soluciones para todas las cosas a través de las llamadas nuevas tecnologías.
Sin embargo el mundo percibe un temor constante, la gente vive hoy más ansiosa que antes, el aumento de las enfermedades, los desastres naturales, crisis financiera, ingobernabilidad de algunos países y las constantes amenazas del terrorismo, se suman a las preocupaciones de las personas en su diario vivir.
Resultado de todo esto el aumento de las enfermedades psicosomáticas, enfermedades producidas por el afán de la vida, temores y más temores, a consecuencia de cadenas de preocupaciones.
El peligro del temor
Una leyenda medieval cuenta de un viajero que, una noche, se encontró con Temor y Plaga en camino a Londres, donde ellos esperaban matar a diez mil personas. El viajero le preguntó a Plaga si él haría toda esa matanza. “Oh, no –respondió Plaga–. Yo mataré únicamente a unos pocos centenares. Mi amigo Temor matará al resto”.
El temor y la ansiedad son comunes, frecuentes, destructivos y dolorosos. Los síntomas comunes de la ansiedad incluyen aprehensión, preocupación, insomnio, desasosiego, tensión, dolores de cabeza, fatiga, mareos, palpitaciones, falta de aliento, transpiración, dificultad para concentrarse y un excesivo estado de alerta.
La ansiedad
La ansiedad se manifiesta mediante la congoja acerca de las incertidumbres. Estas incertidumbres pueden estar cercanas o lejanas en el futuro, y pueden ni siquiera suceder; entretanto, existen sólo en la mente. No obstante, los síntomas de la ansiedad son muy reales, tanto emocional como físicamente, y pueden ser dolorosos. La ansiedad también genera ataques de pánico.
En consultoría, se enseña qué hacer ante la ansiedad, a relajarse, y técnicas de respiración que se pueden usar ante las crisis. Aunque esto tiene cierto éxito, confiar en uno mismo para reducir la ansiedad es aceptable, pero incompleto.
Lista de preocupaciones
Winston Churchill declaró: “Recuerdo la historia del anciano que dijo, en su lecho de muerte, haber tenido en su vida muchos problemas que, en la mayoría de las veces, nunca sucedieron”.
La siguiente lista muestra las diversas preocupaciones que constituyen la ansiedad de la persona promedio. Las personas ansiosas se concentran en:
- Un 50% de eventos que nunca ocurrirán.
- Un 25% de sucesos del pasado, que no se pueden cambiar.
- Un 10% de críticas no confirmadas de otras personas.
- Un 10% acerca de la salud (mucho de ello son sólo temores).
- Un 5% de problemas reales que tendrán que afrontar.
El remedio a la desconfianza
La primera tarea de un niño es desarrollar confianza en su madre o en quien lo cuide. Con esto, se sentirá bien con el mundo y con el futuro que lo aguarda: es el comienzo de la confianza. En la edad adulta esa confianza de sentirse seguro y protegido sólo lo aporta una vida de fe. Una agenda colmada puede hacernos perder de vista las cosas verdaderamente importantes. Las rutinas diarias pueden distraernos de lo que es fundamental.
Los gorriones y los lirios están entre las cosas más comunes de la naturaleza. Es obvio que el gorrión no se preocupa por el mañana y que los lirios no trabajan para obtener la última moda y, no obstante, están bien cuidados.Angustiarse es inútil y no tiene sentido. Examinar los problemas a fin de encontrar posibles soluciones puede ser productivo, pero afanarse no resuelve el problema, sino que magnifica el lado negativo de las cosas.
Pongan en orden sus prioridades. Las personas pueden ser arrastradas por el remolino del materialismo o por otras cosas que los distraen de lo que realmente importa en la vida.
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