Se le ha considerado como la epidemia del siglo XXI, una enfermedad social en constante aumento, situándola como una verdadera amenaza para la salud de las personas en tiempos modernos, solamente en Europa el 30% de los trabajadores padece estrés laboral, lo que significa en el ámbito económico un costo de 20.000 millones de euros.
Al estrés se le relaciona siempre con algo negativo, vinculándolo con problemas de relaciones humanas, todo el mundo sabe muy bien de lo satisfactorio y placentero que es el disfrutar de buenas relaciones con los que están a nuestro alrededor, y de la tragedia que significa el no tenerlas, cuando esto último ocurre es cuando estamos a las puertas de entrar en un estado de estrés.
En el ámbito social
Mayormente esto comienza en el ámbito familia, problemas conyugales, relación padre hijo, relaciones entre hermanos, crisis de adolescencia, etc. Aunque también hace su aparición por problemas sociales como una pérdida de trabajo, problemas de salud, etc.
Sin embargo, algunos expertos están de acuerdo que relacionar el estrés como algo negativo es erróneo, ya que en función de cómo se enfrente, repercutirá de maneras distintas en cada una de las personas en relación a la actividad que cada uno desarrolla, de esta manera para algunos puede ser algo negativo y para otros algo positivo. Esto permite tener la opción de elegir entre dos tipos de estrés el bueno o el malo.
El estrés malo y el estrés bueno
El estrés existe, y es una amenaza constante, el estrés malo nos paraliza y trae consigo angustia, nos coloca en una posición en “modo de huida”, “como esto me estresa me alejo”. El estrés bueno por su parte se hace a veces necesario, ya que nos pone en un “modo creativo”. Esto último se puede ver muy bien en un desafío profesional, un proyecto, o un ascenso laboral, se percibe frente a cualquier evento que nos motive, todo esto nos estresa pero de una buena manera, nos saca lo mejor de cada uno de nosotros, nos activa como individuos y trabajadores.
Como podemos ver, tenemos frente a nosotros dos alternativas en relación al estrés: uno malo y el otro bueno, pero todo va a depender desde el ángulo que se enfrente, aquí la palabra clave es motivación. Ya sabemos que todo lo que nos motiva nos pone en movimiento, por lo tanto debemos aprender a usar el estrés bueno en todas las situaciones estresantes en las cuales nos vemos enfrentado. Para eso, lo primero es tener una hoja de ruta, estamos en esta vida con proyectos e ilusiones personales y muchos sueños por cumplir, por lo tanto todo lo que hagamos apuntan hacia esa dirección.
Cualquier situación que se interponga entre el cumplimiento de nuestro plan de ruta y una situación estresante que tiende a alejarnos y dejarnos inmóvil, debería ser considerada como parte del aprendizaje en el manejo de momentos altamente críticos.
Momentos de estrés de corto alcance
Vivimos constantemente bajo estados emocionales vinculados a que en algún momento se tomó una decisión equivocada, estar conscientes de dicha situación nos coloca en el lugar preciso para enfrentar la posible crisis, que con tal información que poseemos no pasará a transformarse en un estrés negativo con aire de escapismo, sino, todo lo contrario, en un estrés motivador que nos empujará a replantear la experiencia de tomar decisiones mal informado.
Cuando las situaciones difíciles por las cuales nos toca pasar tienen un comienzo producto de una irresponsabilidad de nuestra parte o de las personas afectadas, se convierte en un atenuante permisible para ser enfrentado con éxito, pues conocemos la causa que gatilló dicha experiencia, estos son momentos de estrés de corto alcance, pues la solución podría estar en nuestras propias manos.
El estrés que debemos buscar
Todo estrés relacionado con el desarrollo personal es un estrés bueno, motivador, que nos hace plantearnos situaciones futuras exitosas, los momentos de estrés malos, los que se producen en forma sorpresiva y aparentemente amenazadores, deberían ser considerados como los avisos de advertencia que nos preparan para un peligro cercano, esto aparecerá como algo bueno, que nos advierte para estar preparado.
De cada uno depende de qué lado va a estar; de ese estrés de las estadísticas que da lugar a enfermedades psicosomáticas, del cual a veces cuesta salir; o del estrés capacitador, que nos prepara para situaciones aún más difíciles, pero con conocimiento para enfrentarlo y salir fortalecido y motivado por los logros alcanzados.
* Si te agrado este post comparte el enlace y participa dejando tu comentario, también te puedes suscribir al blog, es gratis!
0 comentarios