“Complemento es una una cosa que se añade a otra para hacerla mejor, más completa, efectiva o perfecta”.
Nuestra vida se mueve en muchas direcciones y seguramente en ese abanico de posibilidades que la vida nos ofrece, todos nos hemos visto en la necesidad de tomar decisiones. Decisiones tomadas con la razón o la emoción. ¿Cuál es la que debería dominar, y sobre cuál debemos tomar nuestras decisiones?
En el griego tenemos un complemento entre lógica λογική y razón λόγος dos palabras con significados distintos pero con la misma etimología; λόγοs, razón: la habilidad del hombre de hablar y expresar su pensamiento. λογική, lógica:ciencia que trata con la estructura, las formas y las leyes del intelecto; quién está dotado de la razón correcta, quién tiene la capacidad de pensar.
Emoción y sentimiento en griego es Συναίσθημα: sintiendo un estado mental agradable o desagradable causado por sentimientos, representaciones o pensamientos: de alegría, de tristeza, de amor, de odio, de miedo.
Estas palabras en su etimología griega nos ayudan de una mejor forma a comprender el peso de su verdadero significado y lo que eso significa al darle su uso práctico no alejado de su verdad y de su principio. Con esto en mente analicemos el complemento práctico entre la razón y la emoción.
Emoción
Las emociones son una parte integral de nosotros, nos muestran el camino por donde hemos transitado y a la vez guían nuestro comportamiento en lo porvenir. Por lo tanto, es importante detenernos a reflexionar a través de una introspección, ya sea por nuestra cuenta, o siguiendo alguna directriz. Las emociones pertenecen al campo de la afectividad, y por tanto siguen los principios que rigen la vida emocional. Muchas veces, nuestros emociones están disfrazadas, y si las investigamos un poco mejor, veremos que se transforman en otras más profundas.
Por ejemplo, nuestra ira puede ser un dolor o rechazo disfrazado; pero incluso las emociones más superficiales, como el de la ira, nos ayudan a que se hagan visible los sentimientos más profundos, los menos visibles; los que se esconden en nuestro laberinto emocional. Las personas que invierten más en sentir, tienen más intuición, escuchan lo que el corazón exige y expresan con facilidad lo que sienten. Están irritados por los problemas prácticos y terrenales, practicando las tácticas de «ver y hacer» y preservando su flexibilidad en situaciones nuevas.
La razón
La razón, por otro lado, nos ayuda a estar más enfocados en las actividades mentales, más intelectual y emocionalmente más distantes en nuestras relaciones interpersonales. La razón nos ubica en la distancia exacta para percibir a los que están a nuestro alrededor. Las personas que racionalizan se distinguen por el realismo y son intrínsecamente prácticos. Están comprometidos con las actividades intelectuales, prefieren resolver sus problemas con la lógica inductiva y no les gustan los conceptos abstractos. Acogen con satisfacción las instrucciones y necesitan un marco claro dentro del cual puedan moverse con seguridad. No van con la mentalidad de “ a lo que venga», ya que necesitan una vida estructurada. Les gusta usar listas, agendas y horarios y establecer metas.
Pero, ¿qué es el «razonamiento» según Aristóteles? Pensar en ello es una secuencia de pensamientos que entra en juego cuando se plantea un problema. Con la aparición de este problema sigue un pensamiento, que es una consecuencia de la verdad del problema. Y esto continúa sin la necesidad de elementos adicionales (externos).
El hombre emocional se sumerge en la realidad, de tal manera que los árboles no lo dejan ver el bosque. El hombre racional sigue un esquema contrapuesto; se aparta un poco de los hechos y dedica más tiempo a la reflexión.
Nunca tomemos decisiones cansado
Independientemente de lo que defendemos, seguramente es una buena idea no tomar decisiones con hambre, enojado, solo o cansado. Si experimentamos tal condición, es bueno posponer esa decisión para más adelante, ya que en los casos de hambre, ira, soledad y fatiga, prevalece el sentimiento y es probable que nos empuje en la dirección equivocada, y elijamos sobre la base de lo que queremos, y no lo que necesitamos.
Flexibilidad es el secreto
Ya que incluso una pequeña decisión puede marcar nuestro destino, no siempre nuestras decisiones tiene que ser guiada o por la razón o por la emoción. Mantengamos nuestra flexibilidad haciendo cambios donde y cuando los necesitemos y adaptándonos a cada desafío, sin dudar en cambiar nuestra atención de los sentimientos a la razón y viceversa si es necesario.
Complemento práctico
Pero hay otro punto de vista, basado en la teoría del comportamiento cognitivo, según el cual la razón y la emoción no están separadas sino que son complementarias. Según este modelo, nuestros sentimientos son el resultado de nuestros pensamientos razonables. Por lo tanto, modificando nuestros pensamientos; un proceso intelectual, cambiamos el sentimiento que los sigue; a esto lo llamamos complemento práctico. Así que podemos entrar en un proceso de evaluación de nuestros pensamientos; deshacernos de aquellos que son más emocionales y reemplazarlos con otros más razonables. Así desechamos los sentimientos desagradables y en su lugar aparecerán otros con intereses más agradables e interesantes para nosotros.
Inteligencia emocional
En cualquier caso, debemos estar permanentemente conectados con nuestro ser interior, para que, si creemos en el modelo cognitivo, sepamos de que lado están nuestros pensamientos, y ser capaz de cambiar nuestro punto de vista, desde la razón a lo emocional o de lo emocional a la razón; siempre que lo consideremos necesario. Este ejercicio mental en la práctica sería inteligencia emocional; porque en el equilibrio esta el verdadero arte de vivir bien, esto nos ayuda a descubrir lo útil de las emociones y los beneficios que nos aportarán; y esto se hace con la razón. Una repuesta emocional será útil en función de su contexto. En la inteligencia emocional todo tiene cabida si se sabe colocar cada emoción en el lugar que corresponde.
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